Habilidades sociales para el emprendimiento

Abr 03 2018
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Foto: Mikito Tateisi | unsplash.com

Si apostamos por la cooperación como modelo de trabajo, como manera de desarrollar estos valores que tiene implícitos y como herramienta para el cambio, para dejar atrás el modelo competitivo que se nos reproduce diariamente en todos los aspectos de la vida, entonces deberemos cambiar también la manera de relacionarnos. Deberemos abandonar la individualidad y fomentar las relaciones interpersonales, el trabajo en red, la toma de decisiones conjunta, en definitiva, apostar por el grupo y la comunidad.

En cualquier grupo humano (familia, escuela, centro de trabajo, círculo de amis-tades), como microcosmos sociales, se reproducen todos los niveles de conflictos y violencias presentes en la sociedad, por lo que su forma de tratar los conflictos supondrá el aprendizaje de las generaciones más jóvenes acerca de cómo afrontarlos, teniendo principalmente dos grandes opciones: las justificaciones a favor de resolverlos de manera violenta y competitiva o, por el contrario, el convencimiento (aprehendido a través de la práctica) de que la mejor opción es su gestión pacífica y cooperativa.

Sin embargo, en la interacción con los demás, surgirán de manera espontánea roles, relacionados con la forma de ser de cada persona dentro del grupo. Uno de los roles más determinantes será el rol del “Líder” que será aquella persona capaz de influir en los demás, pues, por alguna razón, su opinión es muy valorada. Es la persona que lleva la voz cantante.

Además, para enfrentarnos a los conflictos que nos surgen en nuestro día a día y para favore-cer las relaciones interpersonales será necesario que contemos con herramientas adecuadas. Es ahí donde aparecen las habilidades sociales, entendidas como el conjunto de conductas, pensamientos y emociones que nos permiten interactuar y relacionarnos con los demás de manera efectiva y satisfactoria. Se trata de habilidades tales como la empatía, la asertividad, el respeto, la escucha activa, la capacidad de negociación, el pensamiento positivo… Son herramientas con un carácter recíproco ya que surgen al relacionarnos con amigos, familia, compañeros de trabajo,… y, a la vez, se desarrollan fruto de esa relación. No son conductas aprendidas “per se” y necesitamos entrenarlas para un satisfactorio desarrollo de las relaciones grupales.

Aquí te presentamos algunas de las habilidades que más te ayudarán a la hora de relacionarte con tus compañeros de trabajo: empatía, escucha activa y asertividad.

01. Empatía

Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entenderlo, de tratar de com-prender qué pasa por su mente. Beneficios de la empatía:

  • Favorece el dinamismo psíquico y el desarrollo constructivo de la personalidad
  • Intensifica el diálogo crítico con sus propias vivencias
  • Alivia la carga afectiva al exteriorizarla
  • Favorece la aceptación de sí mismo Despoja de las apariencias y las máscaras.
  • En otras palabras, cuando una persona se siente comprendida de manera correcta y sensible, desarrolla un conjunto de actitudes
  • Promotoras de crecimiento o terapéuticas en relación a sí misma.

02. Escucha activa

Sirve para empatizar y comprender a la otra persona, además genera confianza y favorece la sinceridad del que habla. Cuando practicas la escucha activa la persona que habla se siente valorada y motivada.

Esta acción tiene efectos tranquilizantes y elimina tensiones y favorece relación positiva con el interlocutor recompensando a la persona a la que hablamos. Nos ayuda a llegar al fondo de los problemas.

Logramos respeto hacia nosotros de la persona que nos habla, favorece la comunicación, previene los conflictos y mejora su resolución.

Técnicas de escucha activa

  • Mostrar interés. De forma verbal o no verbal. Es importante utilizar palabras neutras, que no muestren desaprobación ni aprobación hacia lo que la otra persona está diciendo. Eje.: “¿Puedes comentarme más sobre esto?”
  • Clarificar. Sirve para obtener la información necesaria para comprender mejor lo que la persona está diciendo, o el problema. “¿Y tú, que hiciste en ese momento?”, “¿Desde cuándo estáis peleados?”. Para facilitar esta acción se suele utilizar preguntas abiertas que pretenden provocar una respuesta amplia en el interlocutor y no limitada a un ‘sí’ o un ‘no’
  • Parafrasear. Repetir en palabras propias las principales ideas o pensamientos expresados por el que habla. Sirve para comprobar que se ha entendido lo que el otro ha dicho y permite constatar que el significado que el emisor ha dado a su mensaje es el mismo que ha entendido el receptor. “Entonces, para ti el problema es una tontería”. “entonces, lo que me estás diciendo es…”
  • Reflejar. Es la escucha activa en sentido estricto. Consiste en decir con tus propias palabras los sentimientos existentes bajo lo que el otro ha expresado. Ayuda a que el que habla se clarifique en sus sentimientos. “Te frustra que siempre te acuse de ser el que más habla en clase”.
  • Resumir. Agrupar la información que nos van dando, tanto la relativa a sentimientos como a hechos. Ofrece al que habla una oportunidad para corregir o añadir algo de lo que ha dicho. “Entonces, si no te he entendido mal, A pegó a C y a ti te ha molestado que te vean como el causante de la pelea”.

03. Asertividad

Estilo pasivo: Cuando una persona se expresa de tal manera que no hace valer ni sus opinio-nes, ni sus deseos ni sus propios derechos. No expresa directamente sus sentimientos, sus necesidades o sus pensamientos. Este comportamiento indica respeto excesivo a los demás y no suficiente a uno/a mismo/a.

Estilo agresivo: La persona hace valer sus opiniones y deseos por encima de todo, siempre a costa de la otra persona. Expresa sus sentimientos, sus necesidades o sus pensamientos en tono de voz muy elevado, acompañado de insultos, menosprecios y amenazas. Generan intervenciones que orientan hacia comportamiento de tipo egocéntrico, y por tanto posibles generadoras de reacciones conflictivas en los demás. Estas personas producen rechazo en los demás.

Frente a los estilos pasivos y agresivos apostamos por la asertividad.

Estilo asertivo. Estilo de comportamiento que se manifiesta a través de la comunicación y que puede aprenderse. Cuando eres asertivo expresas directa y abiertamente tus propios sentimientos, necesidades, ideas, derechos y opiniones sin amenazar o agredir a los demás, es decir: respetando lo del otro pero expresando lo propio. Te respetas a tí misma y sabe mantener la calma en las situaciones difíciles.

Ventajas

  • Puede obtenerse lo que se desea sin ocasionar trastornos a los demás.
  • Reconocimiento y respeto de los propios derechos.
  • Mantenimiento de la integridad. Sentirte mejor contigo mismo.
  • Se puede actuar a favor de los propios intereses sin sentirse culpable o equivocado.
  • Minimiza y evita situaciones desagradables.
  • Mejoran las relaciones interpersonales.
  • Reduce en gran medida el estrés.
  • Dejan de ser necesarios la docilidad extrema, el ataque verbal o el reproche, y estas formas de actuación pasan a verse como lo que son, formas inadecuadas de actuación que crean dolor y estrés.

Características

  • Hablar honestamente para resolver problemas.
  • Satisfacción con uno/a mismo/a. Sentir autocontrol.
  • Mensajes en primera persona: “yo pienso, opino, siento que...”.
  • Respetar a los demás como a uno/a mismo/a. “Qué te parece, qué piensas,…”.
  • Conocer los propios derechos y defenderlos, exponiendo las cosas clara y abiertamente.
  • Habla modulada y fluida sin vacilaciones ni muletillas.
  • Nivel de voz conversacional mirando a los ojos del interlocutor.
  • Comportamiento no verbal: transmitir seguridad y respeto, con una expresión de cara tranquila, una mirada directa y un cuerpo relajado.

Técnicas asertivas

  • Disco Rayado. Repetir el punto de vista con tranquilidad. “Si, lo sé, pero no me interesa… Te entiendo, pero no puedo”
  • Acuerdo asertivo. Responder a la crítica admitiendo el error, pero separándolo del hecho de ser buena o mala persona. “Lo sé, he llegado tarde, aunque suelo ser puntual”
  • Pregunta asertiva. Pedir aclaraciones, conseguir más información. “Veo que estás enfadado, ¿qué es lo que te ha molestado?”
  • Banco de niebla. Mostrar cierto acuerdo con la otra persona, pero sin cambiar de postura. “Es posible que tengas razón, seguramente podría... Quizá no debería mostrarme tan duro, pero….”
  • Aserción Negativa. Reconocer el error. “He metido la pata, lo reconozco”
Visto 1528 veces Modificado por última vez en May 31 2018

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